Sandra tenía 15 años. Le encantaban las historias de terror y de fantasmas y se las solía contar a sus amigas del cole por las tardes hasta que se tenían quemarcahr a casa ya casi anocheciendo. Así pasaban muchas tardes. Y siempre antes de volver a casa, las chicas avisaban a Sandra de que si luego no podían dormir "se iba a enterar".
Una tarde, haciendo un trabajo en casa de una amiga, le relató una de sus historias. Era una historia realmente aterradora y la amiga se quedó bastante asustada. Y quería devolverle la moneda. Así que le dijo: "ahora te contaré yo lo que te va a pasar y verás quién pasa miedo. Cuando vayas a casa un señor con un maletín, vestido de negro y con bigote te seguirá para matarte."
Sandra rió, pero al regresar la historia rondaba por su cabeza y andó con una psicosis total. Aunque lo que realmente podía asustarle era un hombre con un maletín, vestido de negro y con bigote, y de esos no hubo ninguno en todo el camino. Llegó a casa y comprobó que no funcionaba el ascensor. Tuvo que subir ocho pisos a pie. Y lo peor fue cuando su madre le dijo que bajara la basura:
"¡Jo, que no va el ascensor!" Se quejó inútilmente.
Resignada cogió la bolsa de basura y comenzó a bajar despreocupada... pero a mitad de camino las piernas se le aflojaron y casi perdió el equilibrio. Frente a la puerta de una casa, esperando el ascensor, había un señor trajeado de negro, con bigote y un maletín.Con los nervios a flor de piel, casi a punto de gritar, corrió escaleras abajo sin pararse a pensar si el hombre le seguía.
¡Qué aterradoras pueden ser las casualidades! ¿O fue una visión de Lucía? ¡Quién sabe..!
Una tarde, haciendo un trabajo en casa de una amiga, le relató una de sus historias. Era una historia realmente aterradora y la amiga se quedó bastante asustada. Y quería devolverle la moneda. Así que le dijo: "ahora te contaré yo lo que te va a pasar y verás quién pasa miedo. Cuando vayas a casa un señor con un maletín, vestido de negro y con bigote te seguirá para matarte."
Sandra rió, pero al regresar la historia rondaba por su cabeza y andó con una psicosis total. Aunque lo que realmente podía asustarle era un hombre con un maletín, vestido de negro y con bigote, y de esos no hubo ninguno en todo el camino. Llegó a casa y comprobó que no funcionaba el ascensor. Tuvo que subir ocho pisos a pie. Y lo peor fue cuando su madre le dijo que bajara la basura:
"¡Jo, que no va el ascensor!" Se quejó inútilmente.
Resignada cogió la bolsa de basura y comenzó a bajar despreocupada... pero a mitad de camino las piernas se le aflojaron y casi perdió el equilibrio. Frente a la puerta de una casa, esperando el ascensor, había un señor trajeado de negro, con bigote y un maletín.Con los nervios a flor de piel, casi a punto de gritar, corrió escaleras abajo sin pararse a pensar si el hombre le seguía.
¡Qué aterradoras pueden ser las casualidades! ¿O fue una visión de Lucía? ¡Quién sabe..!
2 comentarios:
Que buen blog, te voy a seguir (: jaja
gracias jejjeje
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